25 de julio de 2010

A 120 AÑOS DE LA REVOLUCION DEL PARQUE


Hace 120 años se producía La Revolución del Parque que significaría para el futuro de la Argentina un quiebre histórico, pues marcaba el final de una ápoca y daba inicio a un largo camino hacia la conquista de la democracia. Para los Radicales se constituyó en un hito que daría nacimiento, un año después, a nuestro centenario Partido siendo Leandro Alem líder de la Revolución y fundador de la Unión Cívica Radical.

La Revolución del 90 fue un grito cívico que configuró una ética política nueva, en contraposición a un conservadurismo oligárquico, antidemocrático, corrupto y excluyente, que representaba la degradación de la política a la administración de los negocios públicos en beneficio de una clase privilegiada, desdibujando y confundiendo lo público y lo privado, el gobierno al servicio de una minoría y en contra de los intereses generales.

Las causas de la Revolución contra del Gobierno de Juárez Celman, quien declaró “no creo en el sufragio universal”, se pueden leer en las propias palabras de los revolucionarios los cuales expresaron en el Manifiesto de la Revolución del Parque:

Las instituciones libres han desaparecido de todas partes, no hay República, no hay sistema federal, no hay gobierno representativo, no hay administración, no hay moralidad.

La vida política se ha convertido en industria lucrativa. En el orden público ha suprimido el sistema representativo hasta constituir un congreso unánime sin discrepancia de opiniones, en el que únicamente se discute el modo de caracterizar mejor la adhesión personal, la sumisión y la obediencia pasiva.

El régimen federativo ha sido escarnecido; los gobernadores de provincia, salvo rara excepción, son sus lugartenientes; se eligen, mandan, administran y se suceden según su antojo rendidos a su capricho. En el orden financiero los desastres, los abusos, los escándalos, se cuentan por días...”

Había una crisis de época, que implicaba una crisis política, económica y social que provocó el descontento en especial de los sectores populares liderados por Leandro Alem, que sentían en la causa contra el régimen un vehículo de manifestación del descontento y veían en el fundador de la Unión Cívica Radical un representante político que los constituía en actores y protagonistas de sus propias vidas, que los incluía en la vida cívica convirtiéndolos en hacedores del presente y el futuro común.

La Revolución del Parque nos deja muchas enseñanzas, pero fundamentalmente son las banderas de la inclusión de los desposeídos, el rechazo a los privilegios, la moralidad y transparencia pública, la participación y protagonismo democráticos, la vigencia de la Constitución y la república, el federalismo y la defensa del patrimonio nacional, principios que perdurarían en el tiempo y darían justificación y sentido a la Unión Cívica Radical.

La Revolución del Parque fue el cimiento de un nuevo protagonismo político del pueblo excluido, cuyos actores más valientes y consecuentes darían continuidad a través de la conformación del primer Partido Político de la Argentina.

Respondiendo a las luchas de los revolucionarios del 90, el ejercicio de la memoria nos debe recordar que para un Radical, cambiar, transformar, es parte de su esencia. Es lo que da sentido a su propia existencia pues nacimos a la vida política como una causa raparadora, incluyente, y en contra de los privilegios. Y hoy más que nunca esos objetivos siguen presentes. El radicalismo se generó como una expresión de disconformidad, para el cambio. Disconformidad que se expresa en la voluntad de enfrentar una realidad con la cuál no estamos de acuerdo, para transformarla; esta vocación sustancial que lo originó no debe ser perdida jamás. Sea entonces este un homenaje a los revolucionarios del 90 que escribieron una página fundamental de la historia argentina e iniciaron el camino de la reparación democrática, empresa que debe renovarse día a día ejerciendo con voluntad inquebrantable un compromiso ético que es obligación cívica irrenunciable.