El sábado 28 de agosto participamos del lanzamiento formal del Movimiento de Renovación Nacional (MORENA) en la Ciudad de Córdoba, el cual concluyó con un acto multitudinario en las instalaciones del comedor universitario que desbordó su capacidad quedando un número mayor afuera mirándolo por pantalla gigante ante la imposibilidad de ingresar al recinto.
La cantidad de militantes y dirigentes provenientes de todos los rincones del país confirma lo que veníamos manifestando desde hace tiempo, la figura de Ricardo Alfonsín se ha convertido en una referencia ética e ideológica fundamental siendo artífice de una movilización que augura la construcción de un radicalismo donde prime el consenso en torno a valores compartidos.
Los tiempos de la política argentina marcan también la necesidad de construcción de liderazgos que demuestren la capacidad de situarse más allá de la coyuntura y tengan el coraje de plantear posiciones políticas que no se sometan al lamentable espectáculo de posicionamientos por conveniencia y a la manifestación de posturas políticas entrampadas en la dicotomía de blancos y negros, de amigo enemigo que el kirchnerismo utiliza como recurso sin reparar que, la sociedad argentina, no necesita divisiones sino caminos en común de convivencia entre los que piensan diferente.
Hace casi dos años atrás Ricardo Alfonsín nos acompañó en la asunción del Comité Provincia en Realicó, en tiempos donde Raúl Alfonsín todavía estaba entre nosotros y el radicalismo parecía empezar a salir de la peor crisis partidaria que le haya tocado vivir.
En esos tiempos Ricardo Alfonsín se dio cuenta de la necesidad de sustituir los posicionamientos mediáticos por el sacrificado trabajo de recorrer los pueblos del país con una comunicación cara a cara con la sociedad. Posteriormente tuve la posibilidad de acompañarlo en Avellaneda en el mes de febrero de 2009 en el lanzamiento de su candidatura a diputado nacional y el último mes de marzo nos acompañó nuevamente en el lanzamiento del IDEPAM y en el multitudinario acto de Eduardo Castex.
Paradójicamente la construcción del liderazgo de Ricardo Alfonsín tuvo un proceso inverso al que la política de estos tiempos nos tiene acostumbrados. Fue desde la bases donde comenzó su crecimiento, fue la militancia y los hombres y mujeres anónimos quienes comenzaron a ver en él una nueva referencia en una política argentina vacía de dirigentes que pudieran comunicarse con la gente y representar algo distinto a las peleas, la crispación y el conflicto permanente.
Y fueron los dirigentes que ante la evidencia de la realidad comenzaron a alinearse con la figura de Ricardo Alfonsín, convencidos muchos de la nueva esperanza que representa para la UCR y la política nacional. Esta situación le da aún más valor al trabajo que viene realizando Alfonsín, porque ganó a fuerza de trabajo y de porfiar en base a política de contenidos, con una fuerte base ética y no escatimando en definiciones ideológicas y valorativas.
El sábado 28 muchos militantes y dirigentes pampeanos acompañamos la creación del MORENA esperanzados en que es éste el comienzo de la consolidación del triunfo de las convicciones por sobre las conveniencias, de los valores y las ideas por sobre el pragmatismo, de la recuperación de la Política con mayúsculas por sobre la politiquería barata y de la conciencia que el poder se construye desde las bases en un diálogo que permite articular proyectos, que son los que nacen para durar, a diferencia de los repetidos liderazgos circunstanciales, vacíos y mercantilizados que a poco de caminar se desnudan como gigantes con pies de barro.
El Movimiento de Renovación Nacional conducido por Ricardo Alfonsín, nace como bien lo dice el documento surgido de la jornada de Córdoba el último sábado, “… para conducir al Partido a las elecciones del 2011, para ser gobierno interpretando a las mayorías y para servir al país. Para ello impulsa un Programa, promueve el recambio generacional y auspicia, de entre sus filas, al futuro Presidente de la Nación. Los partidos políticos recibieron de lleno el impacto producido por la desconfianza y se convirtieron en promotores de candidaturas individuales sin proyección nacional. Nuestra misión es consolidar para la UCR su condición de fuerza nacional y federal, garantizar su unidad de pensamiento y acción, impulsar la renovación de sus ideas, sus métodos y su dirigencia, y colaborar en el diseño de coincidencias de fondo con otras fuerzas políticas y sociales que garanticen las transformaciones de fondo que Argentina necesita.”
Trabajaremos como lo hemos hecho desde siempre consustanciados con los objetivos allí planteados.
La cantidad de militantes y dirigentes provenientes de todos los rincones del país confirma lo que veníamos manifestando desde hace tiempo, la figura de Ricardo Alfonsín se ha convertido en una referencia ética e ideológica fundamental siendo artífice de una movilización que augura la construcción de un radicalismo donde prime el consenso en torno a valores compartidos.
Los tiempos de la política argentina marcan también la necesidad de construcción de liderazgos que demuestren la capacidad de situarse más allá de la coyuntura y tengan el coraje de plantear posiciones políticas que no se sometan al lamentable espectáculo de posicionamientos por conveniencia y a la manifestación de posturas políticas entrampadas en la dicotomía de blancos y negros, de amigo enemigo que el kirchnerismo utiliza como recurso sin reparar que, la sociedad argentina, no necesita divisiones sino caminos en común de convivencia entre los que piensan diferente.
Hace casi dos años atrás Ricardo Alfonsín nos acompañó en la asunción del Comité Provincia en Realicó, en tiempos donde Raúl Alfonsín todavía estaba entre nosotros y el radicalismo parecía empezar a salir de la peor crisis partidaria que le haya tocado vivir.
En esos tiempos Ricardo Alfonsín se dio cuenta de la necesidad de sustituir los posicionamientos mediáticos por el sacrificado trabajo de recorrer los pueblos del país con una comunicación cara a cara con la sociedad. Posteriormente tuve la posibilidad de acompañarlo en Avellaneda en el mes de febrero de 2009 en el lanzamiento de su candidatura a diputado nacional y el último mes de marzo nos acompañó nuevamente en el lanzamiento del IDEPAM y en el multitudinario acto de Eduardo Castex.
Paradójicamente la construcción del liderazgo de Ricardo Alfonsín tuvo un proceso inverso al que la política de estos tiempos nos tiene acostumbrados. Fue desde la bases donde comenzó su crecimiento, fue la militancia y los hombres y mujeres anónimos quienes comenzaron a ver en él una nueva referencia en una política argentina vacía de dirigentes que pudieran comunicarse con la gente y representar algo distinto a las peleas, la crispación y el conflicto permanente.
Y fueron los dirigentes que ante la evidencia de la realidad comenzaron a alinearse con la figura de Ricardo Alfonsín, convencidos muchos de la nueva esperanza que representa para la UCR y la política nacional. Esta situación le da aún más valor al trabajo que viene realizando Alfonsín, porque ganó a fuerza de trabajo y de porfiar en base a política de contenidos, con una fuerte base ética y no escatimando en definiciones ideológicas y valorativas.
El sábado 28 muchos militantes y dirigentes pampeanos acompañamos la creación del MORENA esperanzados en que es éste el comienzo de la consolidación del triunfo de las convicciones por sobre las conveniencias, de los valores y las ideas por sobre el pragmatismo, de la recuperación de la Política con mayúsculas por sobre la politiquería barata y de la conciencia que el poder se construye desde las bases en un diálogo que permite articular proyectos, que son los que nacen para durar, a diferencia de los repetidos liderazgos circunstanciales, vacíos y mercantilizados que a poco de caminar se desnudan como gigantes con pies de barro.
El Movimiento de Renovación Nacional conducido por Ricardo Alfonsín, nace como bien lo dice el documento surgido de la jornada de Córdoba el último sábado, “… para conducir al Partido a las elecciones del 2011, para ser gobierno interpretando a las mayorías y para servir al país. Para ello impulsa un Programa, promueve el recambio generacional y auspicia, de entre sus filas, al futuro Presidente de la Nación. Los partidos políticos recibieron de lleno el impacto producido por la desconfianza y se convirtieron en promotores de candidaturas individuales sin proyección nacional. Nuestra misión es consolidar para la UCR su condición de fuerza nacional y federal, garantizar su unidad de pensamiento y acción, impulsar la renovación de sus ideas, sus métodos y su dirigencia, y colaborar en el diseño de coincidencias de fondo con otras fuerzas políticas y sociales que garanticen las transformaciones de fondo que Argentina necesita.”
Trabajaremos como lo hemos hecho desde siempre consustanciados con los objetivos allí planteados.
